Cristiano Ronaldo vivió un momento inusual durante el partido entre Portugal y Turquía. Todo comenzó cuando un niño invadió el campo de juego para sacarse una foto con él. Ronaldo, con una sonrisa genuina, accedió a tomarse la selfie en pleno partido, lo que desencadenó una serie de invasiones de hinchas.
El episodio con el niño fue solo el comienzo. A medida que avanzaba el juego, otros fanáticos siguieron su ejemplo, escapando de las tribunas para saltar al campo y tomarse fotos con Ronaldo. Esta situación interrumpió el partido en cuatro ocasiones, generando caos y poniendo a prueba la seguridad del evento.
Inicialmente, Ronaldo se mostró amable con los primeros fanáticos que invadieron el campo, pero a medida que la situación se repetía, comenzó a mostrar signos de irritación, alejando a algunos hinchas con visible desagrado. La seguridad del estadio tuvo dificultades para controlar a la multitud, lo que complicó el desarrollo normal del partido.
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